sábado, 7 de febrero de 2015

Sobre la presencia de Las mil y una noches en “El Sur” de Borges



 
Por Maritza Requena

De un rey que entrega, al despuntar el día,
su reina de una noche a la implacable
cimitarra, nos cuenta el deleitable
libro que al tiempo hechiza todavía.

Borges: “Ariosto y los árabes.”

En el siguiente artículo quisiera remitir el famoso cuento de Borges “El Sur” no al Martín Fierro sino a Las mil y una noches porque este intertexto pone de manifiesto el interés de Borges por la cultura oriental.

Juan Dahlmann, protagonista de este cuento, es un bibliotecario y asiduo lector; lee la realidad a través de los referentes literarios del Martín Fierro y de Las mil y una noches. En su análisis Guillermo Gotschlich plantea que “El Sur” tendría como fundamento el tópico de las armas y las letras, puesto que Dahlmann posee una doble naturaleza derivada de su doble linaje germano-argentino. De su abuelo paterno, pastor de la iglesia evangélica, habría heredado su naturaleza pasiva y reflexiva que se manifiesta en su oficio. Por otro lado, su abuelo materno representa a los hombres que pelearon y murieron de manera valerosa. Estos antecedentes dan cuenta de una dualidad: “la del arte de la palabra confrontada con la lucha, la del pensamiento con la acción, o si se quiere, la de la página historiada con la guerra.” (56) Gotschlich afirma que el eje de la narración es la visión de la realidad a partir de un complejo espectro de imágenes literarias, por lo tanto, “la irrealidad que domina al texto, reside de manera esencial en la visión libresca que domina en la consciencia de Dahlmann.” (58) Las influencias literarias de Dahlmann son tres: Las mil y una noches en la versión de Weil, Martín Fierro y Pablo y Virginia (novela que también es referente de Madame Bovary y funciona como un modelo literario que condiciona su romanticismo). Estos libros desempeñan, cada uno a su manera, un papel fundamental en la lectura del cuento. La lectura del Martín Fierro sería determinante en el tipo de muerte que escoge Dahlmann, ya que el duelo a cuchillo en la llanura constituye una muerte literaria que sigue el modelo del gaucho argentino representado por el Martín Fierro. Al respecto, Allen Phillips sostiene que:

“El Sur presenta una muerte doble: la que en el sanatorio experimenta Juan Dahlmann y la que sueña el moribundo. En su sueño emprende un viaje regresivo hacia el pasado y hacia el Sur, donde realiza su propio destino al morir en una de esas muertes típicas de la literatura gauchesca del siglo XIX. La acción supone, pues, un anacronismo presentado a través de la alucinación del personaje central.” (140)

En el cuento se enfatiza que Dahlmann elige su identidad y su destino, se dice que su criollismo es voluntario:

“(...) morir en una pelea a cuchillo, a cielo abierto y acometiendo, hubiera sido una liberación para él, una felicidad y una fiesta, en la primera noche del sanatorio, cuando le clavaron la aguja. Sintió que si él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es la muerte que hubiera elegido o soñado.”

En este párrafo se manifiesta claramente la preferencia de Dahlamnn y sobre todo su voluntad. Esta vitalidad demostrada al momento de morir se opone a la pasiva vida de bibliotecario, Dahlmann deja la inactividad de la lectura para actuar como Martín Fierro.

“A la literatura en sí parece oponerse la nueva vitalidad que experimenta Dahlmann al iniciar su viaje al pasado. Abandona, como vimos, la lectura porque ya no le entusiasmaban los milagros de Sherezada, y prefiere entregarse a la felicidad de vivir.” (Phillips 145)

Siguiendo el estudio de Zunilda Gertel el libro de Las mil y una noches juega un papel primordial como causa del accidente y también como estímulo psíquico, pues sirve para ilustrar las pesadillas de Dahlmann durante la primera noche de fiebre. Aquí los relatos de Las mil y una noches operan como modelos literarios, pero cuando Dahlmann deja de leer en la pulpería para actuar a la manera del gaucho Martín Fierro, entonces, la función del libro es contraponer el mundo intelectual con el mundo primitivo de la pampa. De esta manera, el tópico de las armas y las letras cobra sentido por la lectura o no lectura del libro maravilloso, el cual conecta, como vemos, las dos identidades de Dahlmann.

Según Gertel, el libro también representaría el laberinto ya que Las mil y una noches es el ejemplo clásico de los relatos que contienen otros relatos. La estructura de la ficción dentro de la ficción, es decir, que una historia contenga otras historias, sugiere la idea de infinito y produce que se pierdan los límites entre la ficción y la realidad. El propio Borges se refiere a esta estructura del relato enmarcado y sus efectos en “Magias parciales del Quijote”:

“¿Por qué nos inquieta que el mapa esté incluido en el mapa y las mil y una noches en el libro de Las mil y una noches? ¿Por qué nos inquieta que don Quijote sea lector del Quijote, y Hamlet, espectador de Hamlet? Creo haber dado con la causa: tales inversiones sugieren que si los caracteres de una ficción pueden ser lectores o espectadores, nosotros, sus lectores o espectadores, podemos ser ficticios.” (Otras Inquisiciones 75-76)

Sobre la idea de infinito Borges señala, en su conferencia sobre “Las mil y una noches”, que el título ya sugiere un libro infinito:

“En éste hay otra belleza. Creo que reside en el hecho de que para nosotros la palabra “mil” sea casi sinónimo de infinito. Decir mil noches es decir infinitas noches, las innumerables noches. Decir “mil y una noches” es agregar una al infinito (...) La idea de infinito es consustancial con Las mil y una noches.” (Siete Noches 61)

En este sentido, Las mil y una noches, como ejemplo de inclusión del relato en el relato o el libro que se contiene a sí mismo, es símbolo de la estructura de “El Sur”, puesto que considero en mi postulación que el relato del sueño de Dahlmann, se incluye dentro de la historia de “El Sur”, así como los relatos de Shahrazad se incluyen en una historia situada en un nivel narrativo mayor.

El ejemplar que Dahlmann consigue es el de Gustavo Weil, una de las cuatro versiones alemanas de Las mil y una noches y que, justamente, Borges comenta en “Los traductores de Las 1001 Noches.” La traducción de Weil, un bibliotecario judío, estaría influenciada por las Escrituras. Las historias que Dahlmann lee en el tren son el relato de la montaña de piedra imán y el del genio que ha jurado matar a quien lo libere. El vínculo con estos relatos es la relación entre el destino y la libertad, por un lado, y la elección del tipo de muerte, por otro. La relación intertextual establece la conciliación de los términos opuestos de voluntad y destino. Se observa esta idea en las siguientes líneas: “Viajar con este libro, tan vinculado a la historia de su desdicha, era una afirmación de que esa desdicha había sido anulada y un desafío alegre y secreto a las frustradas fuerzas del mal.”

El relato sobre la montaña de piedra imán corresponde a la historia del tercer saaluk, enmarcada en la historia del faquín con las jóvenes. El tercer saaluk señala que, a diferencia de sus dos compañeros, a quienes todo se lo ha causado el destino y la suerte, la causa de que él lleve el mentón afeitado y que haya perdido un ojo radica en él mismo. El saaluk reconoce que él ha sido el causante de lo que le ha ocurrido. Él es un rey, su ciudad estaba situada a la orilla del mar y rodeada de islas. Decidió viajar a inspeccionar las islas y se embarcó en una escuadra de diez buques con provisiones para un mes. Viajó durante veinte días hasta que, tras una noche de huracán, perdieron el rumbo. Después de un par de días navegando, el vigía vio a lo lejos una mole negra que unas veces parecía negra y otras, blanca; se trataba del monte de la piedra negra, llamada piedra magnética, cuyo poder es atraer los objetos de hierro. Las aguas conducían al buque hacia esa dirección, lo cual hacía inevitable el naufragio, pues, al llegar, todos los clavos del buque serían atraídos por la montaña. Así sucedió y el saaluk se salvó. En un sueño una voz le dijo que cuando despertara cavara debajo de sus pies, donde encontraría un arco de cobre y tres flechas de plomo, con los cuales debería atacar al caballero que estaba encima de la cúpula, ya que mientras éste no se cayera, la montaña seguiría atrayendo el hierro de las embarcaciones. Al derrotarlo las aguas subirían hasta cubrir el monte, allí habría una lancha con una persona que lo llevaría hasta el mar de la Salvación, donde encontraría quién lo llevase a su país siempre que no mencionara el nombre de Dios. Así lo hizo el saaluk, pero al ver las islas de la Salvación se alegró tanto que mencionó el nombre de Dios, entonces, fue lanzado al mar y la lancha emprendió el regreso. Nadando llegó a una isla que tenía una puerta que conducía hacia jardines subterráneos, allí encontró un caballo que montó, al descabalgar, el caballo le dio un golpe con la cola en el ojo, y al volver a Bagdad se afeitó el mentón y se convirtió en saaluk.

Se puede advertir que en esta historia la idea de la predestinación no anula la libertad, si bien el motivo del viaje ya implica el cumplimiento de un tipo de destino, tal como ocurre en “El Sur”: Dahlmann puede escoger morir en un duelo a cuchillo en la llanura en vez de hacerlo en un sanatorio.

La noción de destino aparece de manera reiterativa en “El Sur”, ya sea de manera explícita o aludiendo a él con distintas expresiones: “(...) el destino puede ser despiadado con las mínimas distracciones” –se dice justo antes del accidente–; “(...) Dahlmann se echó a llorar, condolido de su destino”– la condolencia ante el destino da cuenta de un deseo de cambiarlo–; “increíblemente el día prometido llegó” –el día prometido es el día en que Dahlmann emprende el viaje a la estancia en el Sur–; el otoño “era como un símbolo natural de su destino rescatado de la muerte y la fiebre”, “era como si el Sur hubiera resuelto que Dahlmann aceptara el duelo”.

Dahlmann crea otra realidad para corregir su destino y su deseo de morir a la manera del gaucho Martín Fierro se realiza en la forma de un viaje soñado. Considero que Dahlmann, luego de leer el Martín Fierro y Las mil y una noches, escribe su destino, elige cómo morir y realiza su deseo a través de una narración.

En su ensayo “Las mil y una noches” Borges reconoce, en la aparición de un genio al frotar una lámpara, la causalidad de la magia y recuerda precisamente la historia del pescador y el genio. Esta historia se trata de un pescador que, a la tercera vez que arroja su red al mar, saca un jarro de cobre dorado, lleno, cuya boca estaba sellada con plomo y que tenía el sello de Salomón. Al abrir el jarro sale un humo que se transforma en un genio. El genio le cuenta al pescador que era uno de los genios que se rebeló contra Salomón y que por eso lo había encerrado y lo había arrojado al mar. Durante cien años juró que a quien lo liberara lo enriquecería por toda la eternidad, pero nadie lo sacó. Durante cien años más juró que entregaría todos los tesoros del mundo a quien lo liberara, pero nadie lo liberó. Así pasaron cuatrocientos años. Juró que le concedería tres gracias al que lo liberara de su encierro, pero nadie lo hizo. Hasta que, enojado, juró que mataría al que lo liberara, pero él podría morir como quisiera. Así el genio le plantea al pescador que debe elegir cómo quiere morir. El hecho de que ésta sea una de las historias que Dahlmann lee enfatiza el carácter electivo de su propia muerte.

Las mil y una noches es modelo de las historias que salvan de la muerte, de acuerdo a ello contar un buen relato constituye la oportunidad de vivir. Además, para conseguir más tiempo de vida, la forma de narrar debía despertar la curiosidad de quienes oían el relato, de manera que Shahrazad, debe mantener al rey en suspenso, y, por lo tanto, se demora varias noches en llegar al final de sus historia y el rey, entretenido, desea que le cuenten más historias tanto o más maravillosas que las que ya ha oído. El personaje de Shahrazad demuestra que contar una buena historia permite salvarse de la muerte, constituye así un modelo para Dahlmann, ya que la narración permite prolongar el tiempo de vida, aplazar la muerte y cambiar el destino. “En las Mil y una noches Shahrazad es personaje y también creadora de la ficción. Dahlmann, protagonista, crea el viaje a su destino, y el sueño así se justifica.” (Gertel 52)

Dahlmann, a través del relato-sueño, tiene la posibilidad de reescribir su propia muerte, así se retrasa la muerte mediante la narración:

“Dahlmann, como Shahrazad, crea un relato, el viaje de convalecencia al Sur, para postergar una muerte no deseada. Así el viaje posterga y modifica una muerte. Se narra para no morir, el sujeto se refugia en el relato que emite. Mientras narra seguirá viviendo. Sin embargo, lo narrado conduce a la muerte.” (Rodríguez 23)

Hay, entonces, una similitud entre los personajes de Dahlmann y Shahrazad como narradores, aunque su narración tenga objetivos distintos. Mientras que en un caso se narra para conservar la vida, en otro, se narra para crear una manera de morir: “Así Dahlmann, a diferencia de Shahrazad no intercambia relato por vida, sino muerte degradada y accidental, por muerte elegida o soñada.” (Rodríguez 24)

El retraso de la muerte mediante la narración supone una dilatación del tiempo, así la elaboración textual interviene para conseguir una muerte desviada en un final ilusorio. En otros cuentos de Borges la ruptura del tiempo puede manifestarse en su detención o en su repetición, por ejemplo, en “El milagro secreto” el tiempo se detiene para que Hladík termine su obra dramática.

En conclusión, el intertexto de Las mil y una noches funciona como un modelo literario, de manera que su presencia no responde solamente a la fascinación de Borges por el tema del libro de Las mil y una noches sino que es clave para comprender la estructura narrativa del cuento. Además enfatiza las concepciones del destino y de la muerte que operan en el relato, esto es su posibilidad de cambio. Queda mucho que decir acerca del interés de Borges por este libro, la cultura árabe, el Islam y el Corán, el cual se ve reflejado en toda su obra literaria, tanto en narrativa como en poesía.

Fuentes citadas

Borges, Jorge Luis: Ficciones. Buenos Aires. Emecé. 2004.

_____________: Otras Inquisiciones. Buenos Aires. Emecé. 2005.

_____________: Siete Noches. México, D. F. Fondo de Cultura Económica. 2001.

Gertel, Zunilda: “El Sur, de Borges: búsqueda de identidad en el laberinto.” Nueva Narrativa Hispanoamericana. Vol. 1. Nº 2. Septiembre. 1971.

Gotschlich, Guillermo: “Lectura borgeana de la literatura gauchesca. Ensayos y cuentos.” Revista Chilena de Literatura. Nº 57. 2000.

Phillips, Allen: “El Sur de Borges.” Revista Hispánica Moderna. Nº 2. 1963.

Rodríguez, Mario: “La postergación: un nuevo sentido de El Sur de Jorge Luis Borges.” Acta Literaria. Nº 12. 1987.

Fuentes consultadas

Anónimo: Las mil y una noches. Barcelona. Planeta. 2000. Tomo I. Traducción, introducción y notas de Juan Vernet.

Fuente :  Arabismos blogspot.com

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