viernes, 8 de agosto de 2014

Leer a Borges para evitar el alzhéimer



“El dominio de la palabra es el poder más eficaz”, dice Pedro Barcia

El académico cuestiona que la escuela desatienda la formación de la oralidad. “Hay libertad de decir lo que se piensa, pero hay dificultades para pensar”, advierte. Aconseja leer a Borges para evitar el alzhéimer.
“El dominio de la palabra es el poder intangible más eficaz que alguien puede tener”, dice el ensayista Pedro Barcia, lingüista e investigador, presidente de la Academia Nacional de Educación. “Si usted posee voluntad, memoria y un diestro manejo del sistema lingüístico, es imposible no triunfar en la vida”, agrega.
Barcia, que es autor de "El camino en la literatura”, “La literatura antártica argentina” y “Los caminos de la lectura”, critica el sistema educativo argentino. “De las cuatro destrezas típicas del lenguaje: la lectura, la escritura, el hablar y el escuchar, la escuela se dedica solo a las dos primeras. Se parte del supuesto de que como el chico articula frases, sabe hablar y escuchar. Es falso. No sabe dialogar”, afirma.
“Se desatiende a la formación de la oralidad, esencial para la vida cotidiana. Educamos alumnos con pobreza léxica, sin habilidad comunicativa. Lo hemos transformado en un ciudadano de segunda. La ley reconoce que tiene la libertad de decir lo que piensa, pero los alumnos no pueden armar frases y se les dificulta el pensar. Vamos en deterioro de la posibilidad de una democracia de calidad”, completa.
“La verdad que…”, “a ver”. Son muletillas muy usadas en la Argentina. Los periodistas lo saben porque muchas veces sus entrevistados comienzan una respuesta con ellas. Barcia, expresidente de la Academia Argentina de Letras (AAL), aconseja erradicarlas. Menciona “las que inician un diálogo, como ‘bueno’, o comenzar una respuesta con una negación, como ‘no’”.
Barcia recomienda también “evitar también los finales del tipo ‘totalmente’, porque anula toda posibilidad de continuar con el diálogo. También sucede con ‘y nada’, de origen peninsular”.
El académico, que presidió 12 años la AAL, considera que “crear neologismos es tarea del escritor”. “Ahora uso ‘libros bolsillables’ para evitar la gringada de pocket books. Siempre que exista una palabra apropiada en nuestra lengua, debemos preferirla”, señala en una entrevista con La Nación. “‘Evite el alzhéimer, lea a [Jorge Luis] Borges’, me gusta decir. Él emplea ambigüedades, falacias argumentativas, paradojas y juegos etimológicos y esto hace que el lector no pueda achancharse. Hay que elegir una selección ‘borgesiana’ –prefiero decir así y no ‘borgiana’–, comenzar por un libro como El informe de Brodie y una selección de poemas y notas breves, y hacer trabajo en clase, de explicitación y despliegue del texto”,


Fuente :
La Republica – Corrientes
La Nacion.com


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