viernes, 21 de enero de 2011

Un I Ching “neocriollo”: sale el texto que escribió Xul Solar

Los escritos se publican con el título “Relatos de los mundos superiores”



Varios párrafos de su relato “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”, Jorge Luis Borges los dedica a reconstruir las características del idioma que se habría hablado en la improbable región de Tlön. Borges cita también una improbable traducción de Xul Solar al tlönes de la frase: “surgió la luna sobre el río”. La traducción sería: “upa tras perfluyue lunó” .

La cita, como han señalado los críticos, es un homenaje de Borges a su admirado Xul Solar, y a uno de sus tantos inventos, el neocriollo, idioma con el que Xul había escrito un libro, San Signos, Libro de los Cielos, que Borges insistiría en vano para que se publicara.

Ahora, una parte considerable de ese texto, inspirada en las visiones que tuvo Xul a partir del estudio de los 64 hexagramas del I Ching, acaba de ser publicada con el título de Relatos de los mundos superiores , en traducción del neocriollo al castellano de Cecilia Bendinger.

Xul Solar empezó a escribir el texto en 1924 en París, después de haberse reunido durante un mes con Aleister Crowley, quien le enseñó a usar los hexagramas del I Ching para producir visiones. Crowley, conocido como “La Bestia”, fue uno de los ocultistas más escandalosos del siglo XX, al que luego los Beatles harían centro de la atención internacional en 1967, al incluir su cara en la tapa del disco “La Banda del Sargento Pepper”. Xul escribió una primera versión entre 1924 y 1930, y luego corrigió el texto durante 20 años. Esporádicamente, algunos fragmentos aparecieron publicados en revistas porteñas.

A cada hexagrama corresponde una visión integrada por varios párrafos. Bendinger señala que cada uno de los párrafos equivale a una etapa de un proceso de iluminación de la conciencia. El ego se va desprendiendo de sus miedos y pasiones, hasta que se encuentra con un “divo” que le entrega un mensaje. Es entonces cuando el sujeto comienza a tomar conciencia de las leyes o fuerzas espirituales que gobiernan el mundo de la gloria, la felicidad y el deleite, y empieza a comprender cómo trabajan.

Xul Solar, que vivió en Europa entre 1912 y 1924, hizo de las búsquedas espirituales una parte esencial de su arte. Se interesó especialmente por la antroposofía de Rudolf Steiner, asistiendo a sus conferencias y estudiando su pensamiento con intensidad. Steiner, que tuvo mucha influencia sobre artistas de vanguardia como Vasily Kandinsky, creía en el conocimiento antiguo que había sido escondido en escuelas esotéricas, pero además pensaba que ese conocimiento tenía que dejar de ser para unos pocos y extenderse a toda la humanidad. Xul también estudió la Cábala, el Corán y el Tarot, y en el Museo Británico analizó detenidamente las acuarelas de William Blake. Estaba convencido de que en vidas anteriores había vivido en las cavernas de China.

Bendinger trabajó durante cuatro años con los cuadernos de Xul Solar, introduciéndose en las características del neocriollo y el esoterismo. Con bases del español y del portugués, y algunos rasgos del guaraní, el neocriollo es un idioma inventado por Xul Solar con la intención de retomar la cultura americanista y redefinir la relación entre América latina y Europa. Hasta una gramática del neocriollo creó Xul, que integró el lenguaje escrito en sus cuadros, en los que abundan leyendas que dotan a las obras de sentidos, y a veces de enigmas.

Difícil saber cuánto queda en esta versión de los Relatos… del original neocriollo, del que lamentablemente no incluye ningún fragmento. Bastante, parece, si se sigue la descripción que da Borges en “Tlön…”: una adjetivación abstracta, la presencia de objetos ideales, convocados y disueltos en un momento, su determinación visual, su heterogeneidad.

Nacido como Oscar Alejandro Agustín Schulz Solari en 1887, fue un inventor incansable (ideó un ajedrez que se juega en varios niveles, una pan lengua universal, un fútbol que debía jugarse no con una sino con varias pelotas). Comenzó a pintar en 1914, luego de un viaje por Oriente y el Mediterráneo, y cuatro años después, luego de un encuentro con Emilio Petorutti, expuso en Milán, París y Buenos Aires. Murió en el Tigre, en abril de 1963.

Fuente : Clarín - Ezequiel Alemián
15 de enero de 2011

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